“¡A la una, a las dos y a las tres!
Para quien lo quiera, dibujé en la pared un barquito de vela con olas y un pez…y pajarillos, pajarillos azules, desde las ventanas, dicen a las nubes que llegó la mañana, ya llegó la mañana.”

"Un Mundo en un Mar", Sensi Falán.


Es un placer daros la bienvenida a la embarcación de Sensi Falán que zarpará, cargada de sueños, desde el alféizar de esta ventana, siempre abierta a los mares, rumbo a las islas que aún están por descubrir. Desde esta orilla del Mediterráneo, donde anida la lluvia de los desiertos, construiremos puentes azules por el que suenen breves notas de un nuevo canto; un canto que nos lleve al encuentro anhelado con la esperanza, a vivir de nuevo cada día y cada amanecer, despertando el latido infinito del agua.


Si gustáis de esta travesía, beberemos el vino de mis antepasados que, emulando al ama Euriclea, reservaron para este día: “el don del suelo” perfumado con mirto, éste que ni aún los dioses podían nombrar, el indecible, el tesoro que los que hospedan ofrecen a sus huéspedes. Siete ánforas de bebida divina como dulce miel serviremos en delicadas copas, adornadas con frutos y flores, para celebrar la vida y sellar el juramento por el que ya, para siempre, se unirán vuestras voces y la mía. El divino aedo nos recordará hermosas melodías y entonces, tal y como me enseñaron mis antepasados, con el néctar del honor apagaremos el fuego de la pira y verteremos en las fulgurantes llamas las últimas gotas de ambrosía, mientras que las ninfas de las aguas serán, por todos los confines del orbe, las mensajeras de la copa aromática, las portadoras del pebetero, de orilla a orilla, de nave en nave y de puerto en puerto.


¡Bienvenidos, bienvenidas! 

Declaramos abiertas las fronteras, murallas, puertas y ventanas.


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